martes 26 agosto 2025, 01:46 PM Por: Alejandro Tapia
Adriano Leite Ribeiro, conocido en todo el mundo como Adriano, el Emperador, marcó una época en el fútbol con su potencia, goles y la constante comparación con Ronaldo Nazário. Sin embargo, su carrera dio un giro inesperado tras el golpe más duro de su vida: la muerte de su padre. Ese episodio marcó el inicio de un declive que lo alejó de las canchas de élite y lo convirtió en uno de los casos más recordados de “promesa incumplida” en el fútbol.
Adriano será siempre recordado por el histórico gol del 1-1 ante Argentina en la final de la Copa América 2004, tanto que forzó la tanda de penales y encaminó a Brasil hacia el título. Ese grito recorrió todo el continente y confirmó lo que parecía inevitable: el heredero de Ronaldo estaba listo.
Pero poco después, el fallecimiento de su padre apagó la luz del Emperador. A partir de ahí, comenzaron los problemas de disciplina, su lucha con el alcohol y la inseguridad personal que terminó marcando su carrera.
Hoy, a los 42 años y retirado del fútbol, Adriano publicó una carta en la que aborda sin filtros su vida después de la fama:
“Sé lo que se siente ser una promesa, incluyendo una promesa incumplida. El mayor desperdicio del fútbol: yo. Me gusta esa palabra porque estoy obsesionado con desperdiciar mi vida. Estoy bien así, en un desperdicio frenético. Disfruto de este estigma”.
El exdelantero dejó claro que no consume drogas ni participa en el crimen organizado, pero admite que el alcohol es parte de su día a día:
“Bebo cada dos días, sí. Y los otros días también. Bebo porque no es fácil ser una promesa que sigue en deuda”.
Adriano asegura que su refugio está en Vila Cruzeiro, la favela en la que creció en Río de Janeiro y donde hoy busca la tranquilidad que la fama nunca le dio: caminar descalzo, jugar dominó, bailar con amigos y recordar a su padre.
“Lo único que busco en Vila Cruzeiro es paz. Aquí camino descalzo, escucho música, recuerdo mi infancia y me respetan verdaderamente. Aquí está mi historia”.
Aunque su carrera no alcanzó las alturas que todos esperaban, Adriano dejó huella en el fútbol con su talento, fuerza y goles memorables. Su historia es un reflejo de cómo la presión, el dolor personal y la falta de estabilidad emocional pueden cambiar el destino de un futbolista que parecía destinado a la grandeza.
El Emperador sigue siendo un mito del fútbol brasileño, no por lo que fue únicamente en la cancha, sino también por el relato humano detrás de su leyenda.
Foto: theplayerstribune.com