Israel se plantea demoler el icónico campo de fútbol del campamento de refugiados palestinos de Aida (Belén), completamente anexo a un tramo del muro de separación en la Cisjordania ocupada, alegando que el recinto se ubica en terreno militar y dejando ahora las esperanzas de 250 niños en el aire.
Hace un mes, soldados israelíes colocaron un aviso a la entrada de este campo, en uso desde siete años atrás, para notificar a los habitantes del campamento que se barajaba su desmantelamiento porque no contaba con los permisos correspondientes y por supuestamente estar violando regulaciones militares.
Las autoridades locales del campamento de Aida, fundado en 1950 por la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA) para alojar a más de un millar de desplazados por la Guerra árabe-israelí (1948), arriendan el terreno desde hace dos décadas al Patriarcado Armenio de Jerusalén, que les cede su propiedad para que los menores disfruten de actividades recreativas.
"Es una forma de destruir no las instalaciones del equipo de fútbol, sino la esperanza de los niños y jóvenes que sueñan con ser futbolistas como una bendición para su futuro, para crecer y para desarrollar sus habilidades", cuenta a EFE desde el recinto deportivo, Said Al Azzam, presidente del Comité Popular del campamento de refugiados de Aida.
¿Por qué ahora?
El campamento de refugiados de Aida, que con 75 años de historia ligada al conflicto entre Israel y Palestina pasó de las tiendas de campaña a casas y pequeños edificios de hormigón, se pregunta en estos días "por qué ahora" las autoridades israelíes se plantean la demolición de un campo de fútbol donde "ningún niño hace daño nadie", recalcó Al Azzam.
EFE consultó al Cogat, el organismo militar israelí que gestiona asuntos civiles en los territorios ocupados, acerca de sus planes para esta instalación deportiva sin encontrar respuesta.
La carga simbólica del asentamiento de Aida es fundamental para la sociedad palestina, pues sus más de 5.000 habitantes —cuando estaba pensado para máximo 1.200 personas— son parte de la ola de refugiados, o descendientes de estos, provocada por la Nakba ("La catástrofe", en árabe), por la que más de 750.000 árabes fueron expulsados o huyeron de sus hogares entre 1947 y 1949.
Una gigantesca escultura con forma de llave y una cerradura, en referencia a la idea de estas familias y su anhelo de regresar a su antigua tierra, sirven de puerta de entrada al campamento de Aida, donde continúan varias instalaciones de UNRWA y donde los murales contra "la ocupación israelí" recorren las decenas de metros del muro de separación que dan a la parte cisjordana.
EFE/Foto: EFE