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viernes 6 septiembre 2024, 05:18 PM Por: Diego San Román
Halcones Rojos de Veracruz ha inmortalizado el número 31 de Carlos Rivera, en una emotiva ceremonia llevada a cabo durante su presentación como head coach del equipo en el Auditorio Benito Juárez.
Carlos Rivera, capitán del equipo de Veracruz por más de cien partidos a lo largo de cinco temporadas, fue una figura de liderazgo fundamental en la consecución de los dos campeonatos de la franquicia en 2012 y 2014.
Más allá de sus logros en la cancha, el ‘Capi’ dejó una huella indeleble en Veracruz, siendo adoptado por el puerto como su hogar y recordado con mucho cariño por la afición jarocha.
En esta noche tan especial, el club celebró la ceremonia de retiro de número durante el medio tiempo del partido entre Halcones Rojos y Mineros de Zacatecas, quedando un recuerdo para la historia de la franquicia. Carlos dedicó unas palabras a la afición, agradeciendo el leal apoyo de los aficionados y la oportunidad de volver a Veracruz.
“Nos hicieron sentir como familia, siempre han tenido un espacio en nuestro corazón”, expresó el coach.
Carlos Rubén Rivera Ruiz nació el 5 de febrero de 1983 en San Germán, Puerto Rico, sitio conocido como la cuna del baloncesto en la isla y hogar de algunos de los mejores basquetbolistas puertorriqueños.
Desde muy joven, Carlitos mostró una pasión y talento excepcionales por el baloncesto, lo que lo llevó a tomar la difícil decisión de dejar su hogar a los 16 años para perseguir el sueño americano.
En la Miami Christian School, no solo se destacó por su brillante juego, sino también por su liderazgo. Con el número 55 en la espalda, guió a su escuela al campeonato estatal, solidificando su reputación como uno de los guardias más talentosos de su generación.
En 2003, Carlitos cumplió su sueño de jugar en la NCAA al ingresar a la Universidad de Hofstra, donde adoptó el número 31, un dorsal que lo acompañaría a lo largo de su exitosa carrera de quince años como basquetbolista profesional.
Su primer contrato internacional llegó en 2007, cuando firmó con un equipo de la liga de Polonia. Sin embargo, su destino lo trajo de vuelta a Puerto Rico en 2008, donde se unió a los Capitanes de Arecibo, ganando el primero de sus cuatro campeonatos en el Baloncesto Superior Nacional (BSN).
En 2009, Carlos llegó a Veracruz, guiado por el coach Manolo Cintrón, para unirse a los Halcones Rojos. Ese año, el equipo alcanzó su primera final y Carlos se convirtió en pieza clave del equipo que compitió en Liga de las Américas, repitiendo la hazaña en 2010-11 al clasificar al Final Four del torneo continental.
El 2011 marcó el inicio de una era inolvidable para los Halcones Rojos, con la llegada del puertorriqueño Eddie Casiano como coach. Bajo la dirección de Casiano y el liderazgo de Carlos Rivera, Veracruz se consagró campeón de la LNBP en 2012.
A pesar de perderse la postemporada de 2013 por lesión, Carlos regresó en 2014 para reforzar al equipo en su búsqueda de un segundo campeonato, el cual consiguieron en un vibrante Juego 7 ante Pioneros de Cancún, en la gran final de la LNBP celebrada en el Auditorio Benito Juárez.
Tras cinco temporadas y más de cien partidos disputados con los Halcones Rojos, Carlos Rivera se despidió de Veracruz en 2014, dejando un legado de dos títulos en la joven franquicia.
Años más tarde volvería a México para ganar dos campeonatos más con Fuerza Regia. "Veracruz fue parte importante de mi evolución como jugador. Tengo recuerdos muy bonitos de aquí; fue mi hogar durante cinco años, donde vivió mi familia y se crió uno de mis hijos”, recordó Rivera.
Carlos continuó su historia en Puerto Rico con los Leones de Ponce, donde ganó dos títulos más antes de retirarse en 2022 y debutar como dirigente en 2023.
Su retorno a Veracruz como coach marca el inicio de una nueva etapa, una que promete continuar el legado de éxito que comenzó hace más de una década. Ahora, en el marco de su presentación como head coach de los Halcones Rojos ante su gente, el club ha decidido honrarlo con el retiro de su número. A partir de ahora, el #31 será el símbolo de su legado como líder, jugador, compañero e ídolo del basquetbol veracruzano.
"Tener la bendición que el equipo me reconozca con tan bonito homenaje es muy grande para mí. Especialmente en un momento donde vuelvo en otra etapa de mi carrera. Le guardo un cariño especial a esta franquicia”.
Con información y foto de Halcones Rojos