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lunes 23 diciembre 2019, 10:03 AM Por: Marco Delgado Ayala
De la leyenda del mensajero griego Philippides, que en el año 490 a C. corrió 25 millas de Maratón a Atenas, para llevar una buena noticia, al rompimiento del muro de las dos horas sobre los 42 kilómetros 195 metros en la proeza del keniata Eliud Kipchoge.
“Alégrate, conquistamos”, alcanzó a decir Philippides y cayó muerto en el suelo, según los historiadores que citan aquella batalla de los griegos ante los persas; mientras que Eliud llegó a la meta con un impresionante ritmo, levantó los dedos índices para señalarse como el único, exhibió una gran sonrisa y una frescura física.
Dicho acontecimiento de Philippides dio a la postre el origen a la prueba de maratón, tan icónica en los Juegos Olímpicos y en las pruebas de atletismo, pero también de las grandes ciudades, como Nueva York, Londres, Róterdam, Berlín y otras tantas.
En los primeros Juegos Olímpicos modernos, en Atenas 1896, se corrió a más de 40 kilómetros y en los de Londres 1908 a 26 millas 385 yardas y en 1921 se estandarizó a esta última distancia que equivale a 42 kilómetros 195 metros.
El primer récord mundial reconocido en la distancia es de 2:55:18 horas, que logró el estadounidense Johnny Hayes, tiempo que necesitó para triunfar en los Juegos Olímpicos de Londres 1908.
Desde su origen engloba la prueba historias doradas, de hazañas y proezas, como la del etíope Abebe Bikila, quien corrió descalzo por las calles de Roma y así ganó la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de 1960 y cuatro años después lo hizo con zapatos tenis.
Esas carencias quedaron en el pasado y ahora la tecnología acompañó al keniata a lograr lo que parecía imposible: una hora, 59 minutos y 40 segundos, la hazaña deportiva a nivel mundial durante 2019, registrada el 12 de octubre en Viena, Austria.
Lo más contribuyente en tecnología fue el zapato tenis que la marca de la palomita fabricó para la ocasión, lo cual le retribuyó en un ahorro del cuatro por ciento en el desgaste de energía de su cuerpo.
Además de la ligereza del calzado, el mismo tiene una amortiguación en el talón que se convierte en un disparador de retorno de energía para la siguiente zancada.
Los laboratorios de la firma de la palomita encontraron que Kipchoge es un súper dotado por la naturaleza al tener unos pulmones que asimilan mejor el oxígeno en comparación de otros destacados fondistas y su tejido muscular produce menos ácido láctico, lo que se traduce en menor fatiga.
Eliud es un predestinado a la victoria, al llevar 10 triunfos en 11 participaciones en maratón, al ocupar el segundo lugar en el de Berlín, Alemania, en 2013, pero ahí, en 2018, ganó y mejoró el récord mundial, al parar el cronómetro en 2:01:39.
Entre sus triunfos está la medalla de oro en los Juegos Olímpicos Río 2019 y un “fracaso” fue su primer intento por romper la barrera de las dos horas en el circuito de Monza, cuando corrió para 2:00:25.
El keniano, quien en Viena corrió cada 100 metros en 17 segundos y cada kilómetro en 2:50 minutos, nunca verá su estratosférica marca de 1:59:40 homologada como récord mundial por la World Athletic, porque usó grupos turnados de corredores llamados liebres que le marcaron el ritmo.
También porque delante de él, transitó un automotor que le rompió el viento, la carrera la hizo en un circuito y no en una ruta, como es habitual, y la prueba no fue avalada por ninguna autoridad atlética deportiva, tanto de Austria, de su país o de World Athletics. En reconocimiento a su hazaña fue elegido el Atleta del Año 2019.
Un poco más de 24 horas después, su compatriota Brigid Kosgei también hizo pedazos el récord mundial femenil, al imponerse en el Maratón de Chicago con dos horas, 14 minutos y cuatro segundos.
Con ello, superó la marca anterior de 2:15:25 horas impuesta por la británica Paula Radcliffe en el Maratón de Londres de 2003, y de esta forma, Eliud Kipchoge y Brigid Kosgei, consolidaron la prueba de los 42 kilómetros y 195 metros en lo más alto del deporte mundial.
Notimex/Foto: Twitter