El silencio envuelve el Estadio Olímpico Universitario

El retumbar del Goya, el estruendo de gol y el sonoro coro de Pumas se quedaron enmarcados en el silencio sepulcral que envolvió este domingo el estadio Olímpico Universitario, en donde las rejas permanecieron cerradas porque no hay futbol.

La pandemia del COVID-19 acabó de tajo con la fiesta del deporte nacional, al suspenderse todos los partidos de la jornada 11 del torneo Clausura 2020 de la Liga MX y por consiguiente el partido entre Pumas de la UNAM y Xolos de Tijuana.

"Todos a quedarse en casa" es una de las máximas recomendaciones de las autoridades sanitarias para contener la pandemia del coronavirus y cuando ella lo permita empezará a rodar el balón en las canchas del país.

En un domingo normal de futbol en el estadio Olímpico Universitario debieron llegar desde temprana hora las patrullas y policías en camiones, y establecer el dispositivo de seguridad, y más cuando es uno de esos partidos de alto riesgo, como es ante América, Cruz Azul y Guadalajara.

Además, visualizarse los tenderos ubicados por varios lugares alrededor del inmueble con la venta de playeras, gorras, bufandas, vasos, tazas, relojes, llaveros, plumas y demás artículos alusivos al equipo de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

También la llegada de las porras procedentes de varios sitios de la urbe con su tambor, la bandera de Pumas y el olor a petate quemado para la fiesta del futbol.

Unos avispados policías en la revisión a los aficionados que pasan por uno y otro cinturón de seguridad, para que no pase nadie con cohetes, armas de ningún tipo y ni palos con las banderas del equipo y menos comida ni agua, para que hagan consumo dentro.

Pero hoy nada de eso, porque los aficionados al futbol se quedaron en casa y el silencio alrededor del estadio se quebró por los gritos de niños que fueron a practicar ciclismo con sus padres.

Sus melodioso gritos fueron absorbidos por el silencio, el cual fue rasgado por el motor de los automóviles que circularon por Avenida de Los Insurgentes o alguna de esas motocicletas escandalosas.

Los estacionamientos lucieron vacíos y también fueron aprovechados por familias que llegaron en sus automotores para pasear a sus perros, y más que ahora los parques públicos están cerrados.

Otras personas disfrutaron el espacio para trotar alrededor del enrejado que cierra obviamente el majestuoso estadio Olímpico Universitario o en el circuito del escenario, a pesar de los inclementes rayos del sol que cayeron al mediodía.

Desde algunas partes altas de la cercanía del estadio se ve la cara que tiene por dentro el inmueble, una masa de cemento color cenizo y sus gradas delineadas como clara tribuna donde alberga a los miles de aficionados que hoy están ausentes por la cuarentena del COVID-19.

Notimex/Foto: Twitter